IX


IX



¡Míralo!

Me acaricia el mundo con unos simples dedos haciendo florecer rosas rojas por toda mi piel, le encanta subir el volumen de besos cuando la  noche cae a eso de las tres.

Domina laberintos de abrazos si le retas a que se aleje, como si no supiera que mientras más se acerca, más sé quién soy, más poesía nos hacemos.

Empieza a tiritar rimas incompletas buscando mi risa para apaciguar su manía de observar mis labios dibujando una 'u' gigante que lleva su nombre.

Me toma de la mano, acariciando el pulgar... y el corazón,  cicatriza mis tristezas y pone en banca rota mis llantos; no es un tren que arranca cada una hora, es una estación que me inspira a quedarme... Me pega a su cintura y me susurra al oído que le acompañe a bailar el tango del amor, coloca mi cuerpo en su pecho, y sé, al sentirlo, que sobran las teclas de piano y echo de menos sus dedos.

Me besa como quien quiere arrancar la piel y el alma, sabe dejar estallidos de burbujas que te recorren de la 'a' a la 'z' y no solo el punto G.

Míralo... aquí le escribo, porque él es de esos que hacen suyas tus letras y te plantan historias en los dedos con solo mirarlo a los ojos.

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